—Verá, siempre nos representamos la eternidad como una idea que escapa a nuestra comprensión, como algo enorme, ¡enorme! Pero ¿por qué ha de ser una cosa precisamente enorme? Figúrese que, a lo mejor, en vez de ello, no hay allí más que una pequeña habitacioncita, algo así como un baño de aldea, ahumado, con arañas en todos los rincones, y que eso es la eternidad. ¿Sabe usted? Es así como a veces la concibo.
—Crimen y castigo.
Fiodor Dostoievski.
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