Mi infancia y mi adolescencia todavía hacían destellos, pero yo era
ahora un adulto, alguien que, ya que no confiaba en el Más Allá, debía
insertarse en el Más Acá, gozar y sufrir en él, pagando el destino al
contado y no como cuotas de un seguro de sobrevida. Cada vez el presente
me conquistaba más. El pasado era una colección de presentes sellados;
el futuro, una serie de presentes a emitir. La historia toda era un
larguísimo, interminable presente. También lo era mi propia historia. El
resto era sin duda incertidumbre, vacío.
—La borra del café.
Mario Benedetti.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¡Dejame tu comentario!