–Siempre está usted hablando de libros –dijo, poniéndole la mano en el brazo–. ¿Por qué no escribe uno?
–Tengo demasiada afición a leerlos para pensar en escribirlos, Mr. Erskine. Sí, ciertamente, me gustaría escribir una novela; una novela que fuese tan hermosa como un tapiz persa, y tan irreal.
—El retrato de Dorian Gray.
Oscar Wilde.
Oscar Wilde.
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