Las desesperaciones de los niños son espantosas. Los niños no ven la cantidad de vidas que llevan dentro de dí, todo lo que una larga existencia puede procurarles de nuevo y de sorprendente. El tiempo corre para ellos más lentamente que para los mayores, por lo que su pena vale por dos.
—De profesión, fantasma.
Hubert Monteilhet.
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