*

Aquel suceso hizo que me sintiera vacío, ausente, distanciado. Del mundo, de la historia, del futuro. Tuve la sensación de que las decisiones transcendentales serían inevitablemente tomadas por otros, que yo siempre estaría al margen y que mi única posibilidad (no olvides que entonces me dedicaba al atletismo) era correr por el andarivel que otros me adjudicaran. Después pasan los años y uno aprende que las cosas no son tan inamovibles, que siempre queda un segmento de decisión del que uno es responsable y de cuyo compromiso no te podés librar tan fácilmente. Cuando por fin llegás a la conclusión de que el mundo es enorme pero que tu mundo es chiquito, ahí empezás a recuperar el equilibrio, bah, ese poquito de equilibrio que nos tocó en el reparto y que no hay que dilapidar. 

La borra del café.
Mario Benedetti.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Dejame tu comentario!