El ideal del Partido era inmenso, terrible y
deslumbrante; un mundo de acero y de hormigón armado, de máquinas monstruosas y
espantosas armas, una nación de guerreros y fanáticos que marchaba en bloque
siempre hacia adelante en unidad perfecta, pensando todos los mismo pensamientos
y repitiendo a grito unánime la misma consigna, trabajando perpetuamente,
luchando, triunfantes, persiguiendo a los traidores… trescientos millones de
personas todas ellas con la misma cara.
—1984.
George Orwell.
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