*

—Si quieren que confesemos —replicó Julia— lo haremos. Todos confiesan siempre. Es imposible evitarlo. Te torturan.
—No me refiero a la confesión. Confesar no es traicionar. No importa lo que digas o hagas, sino los sentimientos. Si pueden obligarme a dejarte de amar… esa sería la verdadera traición.
Julia reflexionó sobre ello.
—A eso no pueden obligarte —dijo al cabo de un rato —. Es lo único que no puede hacer. Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.
—Eso es verdad —dijo Winston con un poco más de esperanza—. No pueden penetrar en nuestra alma. Si podemos sentir que merece la pena seguir siendo humano, aunque esto no tenga ningún resultado positivo, los habremos derrotado.

1984.
George Orwell.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Dejame tu comentario!