Todo aquello lo dijo con un hilo de voz, como un susurro, pero me heló la sangre en las venas. Es curioso, ¿verdad? A veces una palabra pronunciada en voz baja, puede resultar mucho más amenazadora, mucho más peligrosa, mucho más letal que la arenga pronunciada a la voz en cuello por un general.
—La noche de la tempestad.
César Vidal.
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