Mi dama, pensé, tendrá que hallar por su cuenta las mismas respuestas que he hallado yo: que este mundo no es ni remotamente lo que parece; que cuanto tenemos en el pensamiento se torna realidad en nuestra vida, que los milagros no son milagrosos. Ella y yo no nos entenderemos jamás, a menos que… Parpadeé. ¡Tendrá que ser exactamente igual que yo!
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El puente hacia el infinito.
Richard Bach.
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