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Lo primero que hizo Will fue llevarse las manos al estómago y vomitar, aquejado de unas violentas arcadas producidas por un horror mortal. ¡Había matado a dos hombres, sin contar al joven de la Torre de los ángeles! Will no quería que eso sucediera. Su cuerpo se rebelaba contra lo que su instinto le obligaba a hacer, y el resultado eran aquellas angustiosas náuseas que le hacían postrarse de rodillas y vomitar un agrio líquido hasta vaciar por completo el estómago.

La materia oscura III: El catalejo lacado.
Philip Pullman.

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