*

Una vez, cuando la niña tenía unos doce años, le había dicho:
—Trata de hacer de ella una mujer inteligente, Lavinia. Me gustaría que fuese una mujer inteligente.
La señora Penniman se había quedado pensativa por un momento.
—Mi querido Austin —le preguntó—, ¿crees que es mejor ser inteligente que bueno?
—¿Bueno, para qué? —inquirió a su vez el doctor—. Uno no sirve para nada a menos que sea inteligente.

Washington Square.
Henry James.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Dejame tu comentario!