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Los libros nos recuerdan que somos unos asnos y unos tontos. Son la guardia pretoriana del César, que murmura mientras los desfiles pasan ruidosamente por las avenidas: «Recuerda, César, que eres mortal». La mayoría de nosotros no puede correr de un lado a otro, hablar con toda la gente, visitar todas las ciudades. Nos falta tiempo, o amigos, o dinero. Las cosas que usted busca, Montag, están en el mundo; pero el noventa y nueve por cierto de los hombres sólo puede verlas en los libros. No pida garantías. Y no busque la salvación en una sola cosa: persona, máquina, o biblioteca. Ayúdese a sí mismo, y si se ahoga, muera sabiendo por los menos que estaba acercándose a la orilla.

Fahrenheit 451.
Ray Bradbury.

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