Váyase a su casa y piense en su primer marido, divorciado, y en su segundo marido, muestro en un automóvil, y en su tercer marido, que se pegó un tiro. Váyase a su casa y piense en su docena de abortos. Váyase a su casa y piense en sus malditas operaciones cesáreas, también, y en sus hijos, que la odian. Váyase a su casa y piense cómo pasó todo eso, qué hizo usted para que no se repitiera. ¡Váyase a su casa! ¡Váyase!
—Fahrenheit 451.
Ray Bradbury.
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