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En un libro que leí a los diecisiete, pero que me hubiese gustado leer a los doce, dice algo así como que el hombre necesita del misterio como del pan y el aire, necesita de las casas embrujadas, de las personas innombrables, de las calles sin retorno que hay que esquivar. El misterio.

Los ojos del perro siberiano.
Antonio Santa Ana.

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