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—¡Ah, ya entiendo! —dijo Polly—. Y supongo que como ella la tomó indebidamente no le hará efecto. Quiero decir, no la hará joven para siempre y todo eso.
—Ay de nosotros —dijo Aslan, moviendo la cabeza—. Lo hará. Las cosas siempre operan de acuerdo a su naturaleza. Ella ha logrado lo que ansiaba su corazón: tiene una fuerza incansable y sus días no tienen fin, como una diosa. Pero la eternidad de los días con un corazón perverso es sólo la eternidad de la infelicidad y ella ya ha comenzado a conocerla. Todos logran lo que quieren: no siempre les agrada.

Las crónicas de Narnia VI: El sobrino del mago.
Clive Staples Lewis.

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