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—¡Es cruel! —dijo Fanny—. ¡Muy cruel! ¡En tales momentos, permitirse bromear, hablar con ligereza! ¡Y contigo! ¡Es una perfecta crueldad!
—¿Crueldad, dices? En esto discrepamos. No, su naturaleza no es cruel. No considero que se propusiera herir mis sentimientos. El mal yace más adentro… en su total ignorancia, en no tener siquiera sospecha de tales sentimientos, en una perversión de la mentalidad que hace que para ella sea natural trata el caso como lo hizo. Habló, si más ni menos, como de costumbre ha oído siempre hablar a los otros, como se imagina que hablaría cualquiera.
 
Mansfield Park.
Jane Austen.
[Traducción de Miguel Martín]

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