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Conocía la causa: sus hormonas, que andaban muy alborotadas y no lo dejaban pensar en paz. La adolescencia era un lío, lo peor de lo peor, decidió. Debería inventar un aparato con rayos láser, donde uno se metiera por un minuto y, ¡paf!, saliera convertido en adulto.

La ciudad de las bestias.
Isabel Allende.

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