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En cambio, me faltaba saber tanto de todos los demás. Y el tiempo iba pasando y yo lo perdía, lo perdíamos todos. ¿Cómo querernos más? ¿Cómo saltas las vallas de la indiferencia? No quiero esperar a los velorios para valorar a mi gente más cercana. Es cierto: la muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones, ¿no? Trabaja tanto, que bien se lo merece. Y no la echemos de menos, de todos modos volverá, y cuando vuelva nos tocará en el hombro.

La borra del café.
Mario Benedetti.

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