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Prefería estar acostado y pensar. Me pasaba el tiempo pensando… Tenía unos sueños extraño, diversos. ¡No he de decirte qué sueños! Fue entonces cuando empezó a figurárseme que… ¡No, no es así! ¡Otra vez me aparto de la realidad! Verás, entonces me preguntaba, una y otra vez: si la otra gente es tonta, y a mí me consta, ¿por qué soy yo tan tonto, que no quiero ser más inteligente que los demás?

Crimen y castigo.
Fiodor Dostoievski.

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