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–Pero lo que no puedo creer es que los maten.
–La gente no entiende nunca al que es diferente. En una época los metían en manicomios, en otras en campos de concentración. —Suspiró—. La gente le tiene miedo a lo que no entiende. Si la sociedad margina a los que son diferentes, qué destino puede tener un perro que tiene las orejas un poco más grandes.

Los ojos del perro siberiano.
Antonio Santa Ana.

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