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En esos días comencé a tener una pesadilla que me persiguió por años.
Un viajero sediento camina por el desierto, ve la sombra de un ave de rapiña, pero no al ave. Si mira hacia el cielo el sol lo ciega. Sólo ve la sombra amenazante haciendo círculos cada vez más cerrados, cada vez más cerca.

Los ojos del perro siberiano.
Antonio Santa Ana.

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