*

El mundo cambiaba. No de un modo latente, no tímidamente. La metamorfosis era un trueno desde un cielo sereno, un rayo en la más negra de las noches. Lo que durante decenios había sido reprimido y destruido, se abría como una flor entre ceniza y piedra, cobraba impulso, se desperezaba y estiraba, florecía para resistir y ganar nueva fuerza.

La reina de la laguna III: La palabra de cristal.
Kai Meyer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¡Dejame tu comentario!