Mirá, lo único cierto que sabemos todos de la vida es que nos vamos a morir. Y lo único incierto es el momento. Digamos que al enterarme que lo incierto avanza sobre lo cierto, me propuse no morirme hasta no poder tocar la Suite No. 1 en Sol mayor de Bach. Y se rió.
—Los ojos del perro siberiano.
Antonio Santa Ana.
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