Naturalmente, para una joven nada hay más peligroso que empezar a sentir lástima por alguien. Entonces comienza a querer «salvar» al desgraciado, a hacerle entrar en razón, a regenerarle, a orientarle hacia fines más nobles, a ganarle para una nueva vida y una nueva actividad; bueno, sabido es lo que se puede llegar a soñar en este sentido.
—Crimen y castigo.
Fiodor Dostoievski.
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