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Ella había amado, amaba todavía, y albergaba todo el sufrimiento que un temperamento apasionado y un espíritu altivo puedan conocer ante el desengaño de una preciada aunque absurda ilusión, unido a una fuerte sensación de injusticia. Su corazón destilaba ira y rencor, y sólo era capaz de rencorosos consuelos. 

Mansfield Park.
Jane Austen.
[Traducción de Miguel Martín]

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